miércoles, 9 de noviembre de 2011

I

Debemos aprender a quedarnos solos
aunque la soledad se limite a la tristeza,
no se puede tener, no se puede tocar, ni mirar, ni escuchar,
y ya no puedo soñarla,
me agobia, me limita, me entristece.

Las cosas no vuelven,
ni los hechos, ni las personas que amamos
a veces...
ni los recuerdos.


II

Y ya no puedo soñarla. Me agobia, me limita, me entristece...

Sucesos.


El tiempo no existe, no existió, la oscuridad limitó mis sentidos
se absorbe el aire, se descompone,
y caigo con un golpe, las palabras no terminan
los silencios existen, lamentablente existen
y desaparezco, por segundos para entender el significado de la vida.

No entender las cosas, captar el rugido del pasar
estremecerse, llorar, silenciarse,
desaparecer conociendo la realidad que nos toca
golpeando el sector más sensible de mis vertebras,
sédame, con el filo de tu cuchillo, aliviandome.

Y ya no puedo soñarla,
ni sentirla,
ni esperarla.
Se fue, como el pájaro que no vuelve
dejó el vacío, dejó la nada.

Y me agobia, enceguecida al temor
de volver a la escena
cambios... que no convienen al dolor
limitándome, sosteniéndome
como una mentira.

El camino flota hacia el sentido opuesto cada día
olvidando, traspasando, cediendo.



Annabel Lee

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